Dinero y Tiempo: ‘Nunca menosprecies tu trabajo’, la lección que mi abuelo me enseñó.

Esta semana he estado reflexionando sobre mi situación económica y he decidido traducir uno de los artículos que escribí cuando estaba en Australia. La mentalidad que tenemos sobre el dinero afecta nuestra realidad. Desde que me propuse cambiar mi mentalidad cuando escribí este artículo y me hice consciente, mi realidad se ha transformado completamente para mejor, lo que me hace compartir estas palabras con muchas más ganas… Vamos allá.

11 de Septiembre de 2017:

Mi abuelo paterno era juez. Dedicó su vida entera a su profesión, pero durante su tiempo libre le gustaba desconectar jugando a la bolsa, era una diversión para él: Invertir. Su interés por las finanzas permaneció vivo hasta el último momento. Sin embargo, las tecnologías nunca fueron su fuerte. Según se iba haciendo mayor, internet avanzaba a la velocidad de la luz y él no conseguía seguirle el ritmo, pero sabía que esa era la forma más rápida de mirar cada movimiento de la bolsa. Aunque le costaba mucho navegar por la red, quería aprender así que me pidió que me convirtiera en su profesora. Yo acepté encantada. Después de cada ‘clase’ él me intentaba pagar, y yo intentaba rechazar el dinero muerta de vergüenza. No me parecía bien cobrar a mi abuelo por ayudarle en algo que era tan fácil para mi, pero él insistía y siempre acababa repitiéndome la misma frase:

‘NUNCA MENOSPRECIES TU TRABAJO’.

Por aquel entonces, yo era demasiado pequeña para entender a lo que se refería mi abuelo pero ahora soy consciente de que él me estaba dando una lección de vida (una lección en Inteligencia Emocional), por medio del lenguaje que mejor entendía: El financiero.

Últimamente he estado pensando mucho en ese consejo de mi abuelo y eso me ha hecho prestar más atención a mi relación con el dinero. Me he dado cuenta de que… ¡Mi actitud con el dinero fluctúa constantemente! ¡Y de la misma forma que la bolsa, hay subidas y bajadas y las consecuencias son inmensas!

Mentalidad Limitante

Pongamos que estoy pasando por una mala temporada en la que el dinero y yo estamos peleados. Normalmente es una actitud inconsciente, pero a veces caigo en una mentalidad tóxica a cerca del dinero que no me ayuda. Me convenzo de que:

  • El dinero sólo se consigue a base de trabajo duro.
  • El dinero es por eso un bien extremadamente valioso y preciado.

Aunque estas creencias no parezcan muy tóxicas a primera vista, son limitantes ya que me llevan a relacionarme con el dinero desde el miedo, algo que puede tener efectos muy negativos en mi vida. ¿Cómo?

Cuando asocio el dinero con trabajar duro, de repente me siento intimidada por la simple idea de ganarme la vida, y ganar dinero se convierte en una tarea agobiante. Es en ese tipo de temporadas en las que en el pasado he aceptado cualquier trabajo sin pensármelo. He ignorado el sueldo, las condiciones de trabajo e incluso mi bienestar porque he actuado desde el miedo.

¡Este es sólo el primer paso de un círculo vicioso! Al aceptar trabajo que sabía que no iba a disfrutar, he acabado por no disfrutarlo. Ganar dinero se ha convertido en una actividad desesperante, y tan poco disfrutable como temía que iba a ser. Esta experiencia ha reafirmado mi creencia y ha reforzado la idea de que ganarme la vida haciendo algo que me gusta no es posible.

Aquí es donde entra en juego mi segunda creencia. Al haber ahorrado algo de dinero trabajando duro, naturalmente me he sentido reacia a soltarlo. He dado más valor al dinero del que tiene y he acabado viviendo en una mentalidad de escasez.

Mentalidad Constructiva

Por otro lado, hay otras temporadas en las que mi mentalidad a cerca del dinero es mucho más sana y positiva, es en esas épocas creo que:

  • Ganar dinero haciendo lo que te gusta es posible y aceptable.
  • El tiempo es más valioso que el dinero.

Estas creencias me han ayudado mucho a la hora de lanzar mi propio proyecto y emprender. No me habría atrevido a ofrecer mi programa de Inteligencia Emocional si no me sintiera segura a la hora de cobrar un suelo haciendo lo que amo.

En resumen, estas creencias me invitan a valorarme como persona y como profesional. A veces me he encontrado sintiéndome culpable por acabar sesiones llena de energía positiva y vibrando de felicidad por lo mucho que me había llenado la experiencia. La culpabilidad en esos casos proviene de un sentimiento que me dice ‘Deberías’ acabar cansada, el dinero hay que ‘ganárselo’.

Cuando dejo los ‘Deberías’ a un lado me doy cuenta de cuanto mejor es mi trabajo cuando hago lo que de verdad amo.

Reflexiono sobre cuanto mejor es el servicio que ofrezco cuando me dedico en cuerpo y alma a mi pasión en vez de a algo que ni me va ni me viene.

Ganar mi pan de cada día de esta manera hace que la experiencia sea completamente diferente a cuando lucho y actúo desde el miedo. Esta mentalidad me permite vivir en abundancia: ¡Estoy más relajada sobre lo que ahorro y lo que gasto porque ya no siento que cada céntimo se haya ganado a través de mi propio sacrificio!

Cada vez que recuerdo que el dinero siempre puede ser ganado o recuperado pero que el tiempo es una fuente finita, que no puedes recuperar, me doy cuenta de lo que tiene más valor para mi. Esto me da perspectiva, y me ayuda a permanecer en un lugar más sano:

Por un lado, entender que el tiempo no tiene precio reafirma mi creencia de que no hay nada malo en ser remunerado por las horas que ofreces, aunque estés haciendo lo que más quieres.

Por otro lado, de nuevo entender que el tiempo no tiene precio es un constante recordatorio de que independientemente de cuanto dinero gane, o cuanto se me ofrezca, siempre es necesario considerar si el trabajo merece mi tiempo, ya que tengo muy presente que no podré recuperar las horas gastadas más tarde.

En conclusión, creo que se puede pensar a cerca del dinero de maneras muy abstractas pero el significado que tu le das es lo que al final afecta tu realidad. A partir de ahora me propongo cambiar mi mentalidad y el tiempo se convierte en mi nueva moneda (currency). Me gustaría invertir esta moneda (mi tiempo) en hacer lo que más quiero, y si soy lo suficientemente afortunada como para ganar algo con ello, me gustaría convertir lo que recibo en experiencias. De esta manera, el tiempo al que no me puedo agarrar, se transformará en grandes recuerdos que enriquecen mi hoy.

OJO AL DATO: Al escribir este blog me he cruzado una y otra vez con la expresión ‘Ganarse la vida’, y creo que no hay que menospreciar el poder del lenguaje, nacemos vivos pero enseguida se nos cuenta que la vida hay que ganársela. Las expresiones que utilizamos tienen poder en nuestro interior, y creo que no estaría de más que empezáramos a transformar nuestro vocabulario para que nos sirva en vez de dañarnos.

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