Aprender a decir “No” es necesario para poder priorizar y poner por delante lo que más queremos o necesitamos. Sin embargo, no siempre es fácil. Muchas veces decimos “Sí” cuando nuestro cuerpo grita “No” por miedo, el miedo a que no nos quieran y el miedo a lo que nos podemos perder (FOMO – Fear of missing out). Sin embargo, pocas veces nos focalizamos en lo que ganamos al decir “No” (JOMO – Joy of missing out). Es decir, el disfrute de perderte lo que sea por ser fiel a tu elección.
Cada vez que decimos Sí” por compromiso estamos diciendo que “No” a gastar nuestro tiempo de otra manera, estamos diciendo que “No” a todo lo demás.
La buena noticia es que a decir “No” se puede aprender. De hecho, es algo que trabajamos a menudo en los procesos de Coaching.
¿Cómo aprender a decir “No” sin sentirte culpable?
1. Conoce tus prioridades y valores para tener claridad
Si tú no sabes lo que quieres es muy difícil que lo puedas comunicar. El primer paso siempre tiene que ver con ordenar las prioridades en base a nuestros valores personales sin olvidarse de tener en cuenta y priorizar la salud tanto física como mental a la hora de decidir.
2. Ten en cuenta tu energía, no solo tu tiempo
A menudo caemos en el error de simplemente pensar si tenemos tiempo físico para hacer algo o no y se nos olvida tener en cuenta que diferentes acciones requieren diferente energía y que nuestra energía es limitada.
3. A veces no necesitas decir “No” completamente
Te apetece lo que te proponen pero no en ese momento, ahí puedes proponer una alternativa. Lo que sí es importante es evitar las excusas y el procrastinar la respuesta, porque luego cuesta más decir que no.
4. Comunica desde la vulnerabilidad
Si lo piensas, flaco favor le haces a alguien al decir que sí por compromiso u “obligación”. La honestidad es la opción más generosa. Es mejor un “No” sincero que un “Sí” forzado.
5. Por último, una regla de oro que suele ayudar a decidir en caso de dudas es: Si no es un “Sí rotundo” es que “No”.