¿Cómo aprender a decirte ‘Te quiero’ cuando te miras al espejo?

amor propio

¿Cuántos titulares de revistas femeninas habrán contenido la palabra ‘Perfecta’? Titulares del tipo: ‘Trucos para obtener los glúteos perfectos o la piel perfecta’… Muchas de nosotras hemos crecido con esa creencia de perfección y por mucho que hemos intentado seguir todos los consejos y por muchos malabares que hemos hecho para encajar en cánones de belleza inalcanzables, nos hemos acabado frustrando, incluso desesperando al comprar la idea de que hay algo roto en nuestra apariencia que debemos arreglar. ¿Cómo podemos conseguir aceptarnos y sentir amor propio? Cuando aceptamos esta exigencia cultural sin cuestionarla, acabamos sufriendo lo que yo llamo el ‘Virus Superwoman’. Intentamos con todas nuestras fuerzas llegar a todo (y no solo a lo que al aspecto físico se refiere): Ser perfectas en el trabajo, estar siempre a punto, ser la madre perfecta, la hija, la amiga, la pareja, etc. A menudo hablamos de creencias limitantes, de esas ideas que son en nuestra percepción verdades absolutas. Sin embargo, se habla menos de las creencias limitantes culturales. Esas que se han ido traspasando generación tras generación y que a veces somos incluso inconscientes de que las sostenemos con fuerza y sin querer. El otro día Emma Thompson hablaba de cómo nos han lavado la cabeza para que odiemos nuestros cuerpos. La creencia cultural y generalizada que ha sido aplicada a todas y cada una de las mujeres es sin duda la de: ‘Eres imperfecta’. Nos lo hemos creído tanto que nos cuesta aceptarnos cuando nos miramos al espejo. Y sin aceptarnos, no podemos amarnos. ¿Cómo podemos conseguir aceptarnos y amarnos con mensajes culturales tan dañinos? Cada día haz el ejercicio de plantarte delante del espejo y mirarte a los ojos. Mírate fijamente a los ojos como mirarías a cualquier persona que quieres sin fijarte en lo demás. Después de varios segundos sosteniendo la mirada, dite en alto: ‘Te Quiero’. Al principio puede que te cueste o incluso que te dé vergüenza o te sientas vulnerable pero el mensaje acabará calando y re-conectarás con tu esencia, con quién tu eres de verdad. Es una práctica muy efectiva para conectarte contigo. El amor propio puede ser más simple de lo que parece. Pregúntate ‘¿Qué hago para demostrarle mi amor a alguien que quiero?’ Quizás lo expresas con palabras, o abrazas a esa persona o le haces un regalo especial o pasas tiempo de calidad a su lado o la ayudas con lo que necesita. ¿Qué tal si ahora empiezas a hacer eso mismo por ti? Piensa en las acciones que te puedes dedicar a ti misma cada día: Empieza a decirte palabras bonitas aunque de primeras no te las creas, date un masaje con cremita y mucho mimo, hazte regalos, date caprichos, ten una cita yo-me-mi-conmigo para dedicarte tiempo a lo que más te llena, y hazte favores, cada vez que haces algo para ayudarte cuando lo necesitas reconócetelo. Comparte tu sentir y cuestiona en compañía: el cambio al fin y al cabo es sistémico. ¿Quién ha decidido lo que es bonito y lo que es feo, lo que encaja y lo que no encaja? Necesitamos abrir la conversación para podo a poco ir transformando esa creencia cultural limitante, primero cuestionándola y segundo convenciéndonos a través de la experiencia (y de referentes claros) de que hay muchos más tipos de belleza de los que nos han contado.