Cómo evitar los conflictos familiares en Navidad

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Las fiestas navideñas son una época del año en la que por norma general tendemos a pasar más tiempo del habitual con la familia y suelen aflorar los conflictos familiares en Navidad. Según la familia a la que pertenezcas esto puede ser una gran alegría o una amenaza inmensa. Sea cual sea tu situación, hasta en el mejor de los escenarios, las expectativas más idealistas no suelen llegar a materializarse y nos decepcionamos cuando la Navidad no es lo que esperábamos. Las fiestas son una época social de mucha intensidad emocional en la que nos salimos de la rutina y de nuestra zona de confort para celebrar y a veces la celebración no es fácil de gestionar. Por eso, este año te animo a que en tus preparativos navideños, incluyas preparativos emocionales para las fiestas, para así poder evitar conflictos familiares innecesarios. 5 tips para evitar los conflictos familiares en Navidad Planea y prepárate emocionalmente para las fiestas marcando tus límites con antelación: Puede que haya situaciones o factores de riesgo que se repitan cada año en tus cenas navideñas. Para eso te puedes adelantar y decidir cómo quieres responder a esas situaciones conocidas. Por ejemplo, consumo excesivo de alcohol que aumenta la irascibilidad. Si se celebra en tu casa, compra menos alcohol. Si no es el caso, decide cuál es tu límite y en qué momento te irás. A veces una retirada a tiempo es un éxito. Otro ejemplo podrían ser ciertos temas como la política o la religión… En ese caso puedes proponerte marcar un límite para no entrar en esos temas. Puedes decir ‘Hoy no me apetece hablar de eso’ y seguidamente cambiar de tema sin entrar al trapo. Busca encontrar los temas que os unen en vez de los que os separan. Acepta lo que es: Un gran activador de conflictos familiares en estas fiestas es que a menudo se utilizan como oportunidad para intentar cambiar lo que no nos gusta de nuestros familiares. Aquí es muy importante aceptar que no podemos cambiar a nadie. Las personas solo cambian cuando quieren cambiar y/o cuando están preparadas para el cambio. Por mucho que te empeñes en cambiar a alguien, no lo conseguirás y solo vas a conseguir frustrarte. Aquí es importante también entender dónde están tus líneas rojas y si hay alguna persona que las traspasa no tienes porqué pasar las Navidades en su compañía, por mucho que compartáis sangre. No te tomes las críticas de forma personal: Si algún miembro de tu familia hace un comentario en forma de crítica hacia tu persona, es importante entender que ese comentario habla más de la persona que lo verbaliza que de ti. Puedes responder desde la comunicación no violenta y sin tomártelo de forma personal, porque al final el comentario va a afectarte en función de la importancia que le des. Crea espacios de soledad y descanso: En tiempos tan sociales es importante tener momentos de conexión contigo para recuperar energía y cargar las pilas. El auto-cuidado y las citas yo-me-mi-conmigo son esenciales para poder estar bien en todas las interacciones sociales. Meditar, dar un paseo, escuchar música, un baño relajante, escribir… Si no estás bien contigo, será mucho más difícil que estés bien con los demás. En caso de discusión, no busques ganar: No es una guerra, no es una batalla. Cuando se presenta un conflicto es importante ponerlo ‘en frente’ de las personas involucradas, en vez de ‘entre’ ellas. Si hablamos en términos de ganar y perder busca llegar a un win-win (el término medio en el que ambas partes llegan a un compromiso para sentirse bien).

¿Por qué buscar el progreso y no la perfección?

¿Qué es la adaptación hedónica y por qué es importante que te centres en el proceso y el progreso en vez en el resultado final para encontrar una satisfacción más duradera? Somos seres adaptativos. Sin embargo, a menudo tendemos a agarrarnos a la creencia limitante ‘El día que consiga X, seré feliz’ y así ponemos todo el peso de nuestra felicidad o satisfacción en un resultado concreto. Vivimos en una sociedad muy centrada en el resultado final y en ideas de perfección inalcanzables que nos llevan a idealizar un futuro que nunca llegará. Cuando ponemos todo nuestro foco en conseguir un resultado final concreto, nos condenamos a vivir esperando. Esperamos al día en que al conseguir ese resultado nos daremos permiso para celebrar, para ser felices, etc. Sin embargo, la satisfacción del resultado es muy efímera. Nos acabamos adaptando, incluso a las cosas o circunstancias que más creíamos desear, para bien y para mal. Nadie sigue celebrando haber conseguido una promoción o una subida de sueldo meses después. Incluso con los ganadores de la lotería, al poco tiempo se acaban adaptando a su nueva situación. Hay un concepto muy interesante que explica porqué esto ocurre. Se trata de la adaptación hedónica, es la capacidad que tenemos los seres humanos a adaptarnos a las situaciones que vamos viviendo en la vida, sean buenas o malas. Tanto los placeres instantáneos del día a día como la satisfacción del resultado son muy efímeros, por eso si queremos disfrutar de una satisfacción más duradera necesitamos poner el foco en el progreso y el proceso, en crear un estilo de vida que nos llene y que esté pensado para irnos llevando a esos resultados deseados sin vivir esperando. Tips para alcanzar el progreso y dejar de vivir esperando Pon el foco en crear hábitos en vez de conseguir resultados Los hábitos son atajos mentales que se generan de forma consciente o inconsciente. Poner consciencia en los hábitos que creamos puede transformar nuestra vida a largo plazo y tener un efecto que marque la diferencia mientras que los resultados tienen fecha de caducidad. Si te propones perder 5kg haciendo dieta, en el momento en el que lo consigas, volverás a tu alimentación de antes. En cambio si te propones crear el hábito de comer de forma saludable, eso se va a convertir en un estilo de vida. Conseguirás el resultado como consecuencia pero no será el único fin y podrás poner el foco en disfrutar el proceso y celebrar tu progreso, habiendo también lugar para la flexibilidad y la imperfección. Observa la historia que te cuentas Nuestra felicidad no depende tanto de las cosas que nos pasan sino de cómo las interpretamos, de la historia que creamos de las circunstancias que vivimos. Por eso, es importante observar la narrativa de nuestras vivencias y transformarla si es necesario para poder sentirnos mejor en el día a día y a largo plazo. Practica la gratitud La práctica de la gratitud te ayudará a poner el foco en el progreso y en apreciar las pequeñas cosas del día a día que hacen que la vida sea maravillosa. Entrena mental y emocionalmente Al final todo se reduce a esto. En el momento en el que empiezas a entrenar tu mente y tus emociones al igual que entrenas tu cuerpo, todo empieza a cambiar y es más fácil crear un estilo de vida satisfactorio y utilizar la adaptación hedónica a tu favor y no en tu contra.

¿Cómo procesar tus emociones de manera saludable?

cómo gestionar las emociones

Como sociedad, a veces caemos en el error de pensar que hay emociones que son buenas y emociones que son malas. Las emociones son neutras, todas y cada una de ellas tienen una función y nos dan información muy necesaria. Por eso, es importante que aprendamos a gestionar las emociones, a procesarlas y sentirlas todas. Cuando no hemos aprendido a gestionar nuestras emociones, tendemos a reprimirlas o reaccionar a ellas. Normalmente, si creemos que una emoción es mala, tendemos a reprimirla, a intentar evitar sentirla y distraernos a toda costa, y eso pasa factura. Cuando reprimes una emoción no se diluye con el tiempo, se acumula dentro, hasta que termina por salir de alguna forma. Pongamos de ejemplo el enfado. A menudo se da un patrón emocional en el que una persona tiende a reprimir su emoción de enfado en repetidas ocasiones y esa emoción reprimida se va a acumulando hasta que esa persona termina por explotar, y reacciona desmedidamente un día cualquiera al enfadarse por lo más insignificante. 3 consejos para gestionar las emociones de forma saludable 1. Aprender a identificarlas y entender porqué cada emoción aparece. El miedo aparece cuando percibimos una amenaza, el enfado o la rabia cuando se traspasan nuestros límites entre otras razones, la tristeza ante la pérdida percibida, etc. 2. Crear un espacio seguro en el que poder permitirnos sentir cualquier emoción y desahogarnos. Es importante poder sentir todas las emociones, sacarlas fuera en un espacio de desahogo libre de juicios. 3. Aprender a responder en vez de reprimir o reaccionar. Esto requiere de entrenamiento emocional y a menudo de ayuda profesional. Hay muchos patrones emocionales que hemos ido adquiriendo a lo largo de nuestra vida y no se transforman de la noche a la mañana. Crear nuevos hábitos emocionales requiere de práctica, paciencia y persistencia y para eso es necesario tener el apoyo adecuado.

Detox Digital: El impacto que puede tener en tu salud desconectarte de las redes y cómo lograrlo

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Gracias a documentales como ‘El dilema de las redes’ y todos los estudios que van saliendo, cada vez está más demostrado lo adictivas que son las redes sociales y lo perjudiciales que pueden llegar a ser, en un uso excesivo, para nuestra salud mental. De ahí que sea más necesario que nunca realizar un detox digital. Un informe realizado por Instagram durante 2019 y 2020 reveló lo dañina que era la plataforma, sobre todo entre sus usuarios más jóvenes o para quienes la usan con más frecuencia. Ansiedad, depresión o pensamientos suicidas, la red social supo en 2020 cómo dañaba la salud mental de sus usuarios más jóvenes gracias a las investigaciones realizadas por la propia compañía. Una investigación que decidieron ocultar en aquel momento y que ahora ha publicado The Wall Street Journal. Las redes sociales se crean con el objetivo de que los usuarios pasen el mayor número de horas posibles dentro de la plataforma, por ello es necesario que empecemos a implementar herramientas que nos ayuden a utilizar nuestros teléfonos en vez de dejar que nos utilicen y que tomen el control de nuestras vidas. Desconectarse de las redes sociales tiene muchos beneficios, nos puede ayudar a aumentar la productividad y el tiempo libre para dedicar a nuestras prioridades, a reducir la procrastinación y a gestionar la intoxicación y la sobredosis de estímulos a los que nos sometemos en las redes. Nos puede ayudar a reducir la adicción y tendencias como la comparanoia que nos lleva a infravalorar la realidad y a idealizar lo que se ve en la pantalla. Desconectarnos de las redes nos puede ayudar también a evitar problemas de baja autoestima, ansiedad y depresión. 5 herramientas para desconectar de las redes y conectarte contigo – Detox Digital – 1. Detox Digital: Te recomiendo probar el desconectarse de las redes y WhatsApp mínimo 4 días para conectarse con la vida y con el presente. Nos podemos dar permiso y a veces necesitamos un reset para conectar con el presente y con nuestro centro. 2. Marcar la distancia: La colocación de las aplicaciones y del móvil pueden tener un efecto muy grande en cuánto las usamos. Si quieres elegir cuando las utilizas, mantenlas un poquito lejos para dejar de funcionar en piloto automático. Esto también se puede aplicar a la ubicación en la que colocas tu teléfono móvil, si lo tienes todo el día en la mano lo vas a utilizar mucho más que si lo tienes en otra habitación o en un cajón la mayoría del día o al menos cuando vas a realizar tareas que requieran tu atención plena. 3. Limpieza digital: Es importante que nos acostumbremos a eliminar todo lo que nos resta: Dejar de seguir, bloquear, etc. Cuantos menos estímulos estresantes recibamos al día mejor, es importante cerrar la puerta a lo que no suma. 4. WhatsApp Business: La aplicación WhatsApp Business da la opción de crear carpetas para organizar tus mensajes y esto puede ayudar a reducir la saturación que a veces se da y la sensación de agobio al ver todos los mensajes mezclados en la misma bandeja. 5. Bloques de tiempo: Otra herramienta que nos puede ayudar es marcar bloques de tiempo para utilizar las redes sociales y contestar a mensajes. Por ejemplo, una hora por la mañana y otra por la tarde/noche. El resto del tiempo dejarlo libre para dedicarlo a tareas más importantes.